SABADO SANTO
El Sábado Santo es el segundo día del Triduo Pascual, que concluye el Domingo de Resurrección culminando así para los cristianos la Semana Santa.
Tras conmemorar el día anterior la muerte de Cristo en la Cruz, se espera el momento de la Resurrección.
Es la conmemoración de Jesús en el sepulcro y su Descenso al Abismo.
Una vez ha anochecido, tiene lugar la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.
Este es el día de espera litúrgica por excelencia, de espera silenciosa junto al sepulcro que se manifiesta no sólo en la ausencia de celebraciones o símbolos visibles en las iglesias: el altar está desnudo, las luces apagadas.
Culmina con la Vigilia Pascual, ya anochecido el día.
Acontecimientos biblicos
Entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, el santo sepulcro, y los soldados romanos que lo custodiaban, fueron testigo de la resurrección de Cristo.
Así Cristo celebra una Pascua Nueva, no ya la antigua que era el paso de la esclavitud a la libertad, sino el paso de la muerte a la Vida Eterna.
En las primeras horas del domingo las santas mujeres fueron al sepulcro para embalsamar el cuerpo de Cristo pero no lo encontraron. Más tarde, ellas y los discípulos vieron a Cristo resucitado.
Cristo había vencido a la muerte: ¡Si vivimos con Cristo, resucitaremos con El!
Entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, el santo sepulcro, y los soldados romanos que lo custodiaban, fueron testigo de la resurrección de Cristo.
Así Cristo celebra una Pascua Nueva, no ya la antigua que era el paso de la esclavitud a la libertad, sino el paso de la muerte a la Vida Eterna.
En las primeras horas del domingo las santas mujeres fueron al sepulcro para embalsamar el cuerpo de Cristo pero no lo encontraron. Más tarde, ellas y los discípulos vieron a Cristo resucitado.
Cristo había vencido a la muerte: ¡Si vivimos con Cristo, resucitaremos con El!
Sábado Santo: dolor en la espera
Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor meditando en su Pasión y Muerte, y se abstiene de celebrar el sacrificio de la Misa, por lo que conserva el altar totalmente desnudo, las imágenes se cubren y los sagrarios están abiertos. No puede darse la Sagrada Comunión, hasta la Vigilia Pascual (“al caer el sol”).
Durante el día es importante recordar que Jesús compartió con nosotros a su madre para que acudamos a Ella en las alegrías y dificultades. Antes de morir y en presencia de María y Juan, Jesús expresó: “Madre, ahí tienes a tu hijo” “Ahí tienes a tu Madre” (Jn. 19, 26-27).
Dar el pésame a la Virgen es unirnos en su dolor y sufrimiento por la Pasión y Muerte de Jesús. María es una mujer que acaba de perder a su hijo, todo su ser se ha sacudido por lo que ha visto en los días que acaban de pasar. Ver a su hijo en la Cruz. En el corazón de María había un gran dolor.
Después de la Vigilia solemne o espera nocturna de la resurrección, se desborda la alegría pascual que inunda los cincuenta días subsiguientes.
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